
Fuimos a tomar una copa. Victor se pidió un Gin Tonic y yo un ron con limón. Dios, que asco. En la mía de limón solo había una rodaja. El resto era no se sabe qué, y sin refresco. No éramos capaces de distinguir la copa de Victor de la mía. Con eso os digo todo. Sabían a lejía. Os juro que el sitio estaba muy bien. Tendremos que acostumbrarnos a otras bebidas. En fin...
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